Italo Calvino
Nació el 15 de octubre de 1923 en La Habana, Cuba, y falleció el 19 de septiembre de 1985 en Siena, Italia. Escritor italiano. Hijo de un ingeniero agrónomo, se trasladó de San Remo, donde transcurrió la mayor parte de su infancia, a Turín, para seguir los mismos estudios que su padre, pero enseguida los abandonó a causa de la guerra, durante la cual luchó como partisano contra el fascismo. En 1944 se afilió al Partido Comunista Italiano.
El barón rampante
Es la historia de dos hermanos, Biaggio y Cosimo que pertenecen a una familia aristocrática en decadencia, que busca imitar el modo de vida de la clase alta. La historia comienza cuando Cosimo decide subirse a los árboles y promete nunca más volver a pisar el suelo, pues había tenido una discusión con su padre, por culpa de su hermana Battista la cual cocinaba con hongos, ratas y otros animales raros. Biaggio empieza a narrar la vida que llevaría su hermano desde que se subió a los árboles hasta su muerte, pues durante su vida en los árboles éste le enviaría cartas y cada vez que lo visitaba le contaba sus aventuras. Cosimo crea su propia casa sobre los árboles y consigue comida mediante la caza de animales y también crea su propia ropa con las pieles de estos mismos. Él, desde joven, vive grandes aventuras sobre los árboles pues veía todo lo que sucedía en el pueblo cerca de la villa donde vivía.
Nuestra profesora nos propuso inventarnos un cuento en el que el protagonista esté viviendo en un lugar extraño, como en El barón rampante.
Aquí os dejo mi cuento:
Es un día soleado, salgo de casa y camino sin ningún rumbo, sin pretender llegar a ninguna parte.
Sigo caminando y llego a unas ruinas de una feria que hubo hace décadas. Empiezo a investigar esa feria abandonada y veo que tiene de todo. Tenía una montaña rusa, una noria, los típicos puestos de comida y de colgantes, etc. Me pareció muy extraño que la feria estuviera tan bien conservada, se supone que está abandonada. Vi que había un puesto de comida que tenía tartas que parecía recién hechas, "¡Eso es imposible!", pensé. Me adentré en ese puesto y corté una porción de tarta, luego otro y otro, hasta que me la comí entera. Dejé el envase en el que estaba la tarta, di media vuelta y seguí investigando. A los treinta segundos me volví hacia donde había dejado la tarta y estaba entera de nuevo. No podía ser.¿ La comida se regeneraba? No me lo podía creer. Ignoré ese suceso y seguí investigando la feria más a fondo. Llegué a una habitación en la que había una cama con mantas y un pijama. El pijama era de mi talla. Me tumbé en la cama pretendiendo quedarme unos minutos relajado y me quedé dormido. Me desperté a la mañana siguiente. Salí y a la entrada de la habitación en la que estaba había una mesa puesta con comida. Era todo un banquete. Me lo comí todo y no dejé nada. Estuve pensando y pensé que la feria estaba embrujada o algo parecido así que decidí abandonarla. Cuando llegué a la salida, de pronto se cerraron las puertas solas. Me convencí de que la feria estaba embrujada. Busqué más salidas pero no encontré ninguna. Estaba encerrado en aquella feria abandonada. Entré y nunca he logrado salir. Desde ese día la feria me da todo lo que necesito para vivir. Comida, refugio, una cama en la que dormir y ya está. Se convirtió en mi hogar para siempre.
Adrián Nieto Cantelar